Empezamos el día cogiendo fuerzas con un buen desayuno y haciendo las tareas. Más tarde preparamos todo para la caminata que nos esperaba.
Después nos fuimos desde el campamento con los coches y las furgonetas que teníamos al lugar de la caminata. Los primeros que llegamos al punto de inicio buscamos un lugar para lo más importante del día: la Eucaristía. Celebramos la Misa de Pier Giorgio Frassati, patrón de los montañeros. Improvisamos un altar y mientras que estábamos en misa escuchábamos el dulce murmullo del río.
Después de la Eucaristía comenzamos la caminata por una antigua calzada romana, y después de estar subiendo durante 45 min el cansancio se empezó a notar, pero después de una 1 hora y 15 min conseguimos coronar la montaña y allí nos tomamos el delicioso picnic que nos habían preparado las cocineras del campamento.
Después de un rato allí comenzamos el descenso y al poco tiempo nos encontramos con un caballo y su potro, y Mauricio (uno de nuestros seminaristas) le ofreció al caballo una manzana. El camino de bajada fue un poco complicado porque había poco espacio y nos pinchábamos con los arbustos. Cuando llegamos a una explanada paramos un rato y empezamos a tirarnos piñas y allí terminamos la caminata.
A continuación, lo monitores nos tenían preparada una sorpresa ¡nos fuimos a la piscina! Una vez en la piscina nos tiramos todos a por nuestro monitor Santiago. Cuando salimos todos, compramos unos helados para merendar, zumos, patatas y nos tomamos el sándwich de paté que estaba en el picnic.
Por último volvimos al campamento, nos duchamos, cenamos. Para concluir la jornada terminamos jugando al “Focos alemanes”. Al acabar, rezamos completas y nos fuimos a dormir.