En este día, tras el desayuno, fuimos a misa en la que el grupo del beato Jôao se encargó de la liturgia. Tras finalizar todas las tareas grupales llegó la hora de las olimpiadas. Los deportes principales fueron Ultimate Frisbee, Volleyball y Baseball. Fueron partidos bastante reñidos debido a la alta categoría deportiva del campamento. El equipo del Beato Jôao (otra vez) destacó por su coordinación y talento. Gracias a esto, el equipo quedó primero en la clasificación de las olimpiadas. En el segundo puesto hubo un empate, quedaron en esta posición los equipos de Los Sextos de Cristo y San Juan de Brito.
Tras la comida, después de la catequesis verdaderamente importante, el equipo de monitores preparó el juego de la tarde, el juego de las tarjetas. Consistía en que cada miembro de cada grupo tenía que ir corriendo hasta la zona central del campo de fútbol. En este sitio se encontraban todos los monitores con unas tarjetas de colores. Cada vez que un miembro del grupo accedía a esta zona, recibía una tarjeta amarilla. Con cuatro de estas, recibías una tarjeta verde. Con cuatro verdes, una azul. Y con cuatro azules, una roja. El equipo que conseguía esta tarjeta ganaba el juego.
La dificultad de esta actividad era que el miembro que iba a recibir una tarjeta debía llevar un gorro. Este podía ser quitado por otros oponentes, y si lo hacía se quedaba con las tarjetas del otro. Aparte, algunos de los monitores se dedicaban a dispararnos con pistolas de agua debido al calor de la tarde.
Al finalizar la cena, los monitores nos prepararon un juego nocturno. Era una especie de cluedo que coinsistia en resolver el asesinato del monitor Mauricio. Teníamos varias sospechosos, armas y lugares de crimen. El equipo de Carlos Acutis destacó especialmente por su rapidez y efectividad a la hora de resolver el caso ganando así el juego.
Tras el rezo de completas, fuimos a dormir.