Lo bueno del horario militar de estos días, es que aunque puedan parecer todos iguales en realidad cada día es una aventura nueva. Una vez realizado nuestro ritual mañanero para despertarnos (música, deporte, desayuno y oración), hicimos las distintas tareas, a nosotros los Nazgul nos tocó abrillantar los baños, sin duda fue toda una odisea cuando nos dimos cuenta de que uno de nosotros había atascado la escobilla en el retrete. Todavía se habla en toda la Tierra Media de lo épica que fue nuestra victoria.
La siguiente batalla que libramos fueron las Olimpiadas, donde competimos en:
- Baseball
- Fútbol
- Voleibol
- Balón prisionero (o campos quemados en burgalés)
Podemos destacar nuestra tremenda paliza a los Enanos en Baseball, un magnífico resultado de 9-0. También nos llamó la atención como los árbitros roban todo tipo de partidos para que no ganasen los mejores sino los peores, ellos llaman a esta técnica de robo: «Equilibrar los partidos».
La comida de ayer fue un gran festín: arroz con tomate, huevo y salchichas. No sabemos si puede ir a mejor, pero parece complicado.
Después del debido descanso se organizo una batalla futbolística entre los equipos de Romel y Montgomery, como preludio de la gran batalla que hoy tendrá lugar por la noche.
Después de misa vino a visitarnos D. Santos Montoya, que aparte de su compañía nos trajo unos magníficos dulces que tomamos de postre. ¡Muchísimas gracias D. Santos!
La manera de acabar el día fue terrorífica, unos locos se escaparon e invadieron el campamento, asustando a todos incluso a los que se creían más valientes. Salió todo tan bien que el campamento vecino se acercó a preguntarnos si podían venirse con nosotros.
No podemos terminar de escribir la crónica de hoy sin mencionaros que hoy hay otra gran batalla en la que nosotros no participaremos directamente, pero si animaremos ferozmente: ¡HOY JUEGA ESPAÑAAA!
Un feroz saludo de los Nazgul