Los dos últimos días del campamento han sido muy especiales. El sábado comenzó con las últimas rondas de olimpiadas de todo el campamento, siendo los últimos partidos de deportes aún más inusuales: futbaseball, mata pollos y balón prisionero. En esta jornada, fue el equipo de los «Sextos» del Beato Marcel Callo los que mostraron más destreza, consiguiendo dos victorias y un empate.
Después de comer, comenzamos a ponerle punto final al campamento, con la preparación de las actuaciones para el talent show de la última noche del campamento, y por otro lado, la preparación para… ¡la mayor guerra de globos de agua de la historia!
Con ayuda de los capitanes de cada equipo, ensayamos las distintas actuaciones del show, mientras los monitores llenaron cientos de globos de agua sin nosotros saberlo. Al acabar las preparaciones, se fueron presentando en el campo de baloncesto colocando barreños y cubos enormes de basura llenos de globos de agua. Se dio el pistoletazo de salida y nos abalanzamos sobre los cubos como locos, sabiendo que durarían poco, para poder aliviar las tensiones acumuladas en el campamento. Tras sólo, unos breves minutos… ¡acabamos con todos los globos! Sólo fueron apareciendo unos pocos más, de un tamaño XXL esta vez, y también hicimos uso de las pistolas de agua. Dejamos la pista de baloncesto hecha un auténtico campo de guerra, pero en esta ocasión, los restos de metralla eran sólo gomas de globos reventados. Pero lo recogimos todo trabajando por equipos para ver quién recogía más, y terminó estando mejor que como lo encontramos.
Después de echarnos una ducha, cenamos de picoteo afuera, aprovechando que el tiempo y la temperatura era perfecta durante aquel anochecer de verano. Por supuesto que no faltó tampoco la música, y nos echamos unos bailecitos que ni las Ketchup.
Finalmente, llegó el momento más esperado de la jornada: el Talent Show. Vimos de todo: volteretas alucinantes de parkour, canciones a capella y también con guitarra, chistes… Pero los ganadores fueron finalmente John «el chicle», que quedó tercero con su show contorsionista; Sebas el speedcuber, que quedó segundo alucinándonos a todos con cómo resolvía cubos de rubik de varios tipos a una velocidad de vertigo, primero con dos manos y luego con una; y por último, en el primer puesto quedaron los gemelos Iker y Erik, que nos mostraron tres «katas» de kárate.
Agradecidos a Dios por el día tan increíble, rezamos juntos y nos acostamos.
Ya el domingo, último día del campamento, nos preparamos a toda prisa para ir de excursión al Valle de los Caídos. Allí celebramos misa con los monjes benedictinos en su magnífica basílica. Para muchos de nosotros, era la primera vez que la visitábamos. Fue preciosa la celebración de la liturgia, especialmente por el canto de los niños de la escolanía.
Ya de vuelta al campamento, comimos juntos, nos organizamos por equipos para recoger todo el material y limpiar toda la casa del campamento. Nos despedimos de los grandísimos amigos de La Rioja que hemos hecho, que tuvieron que irse antes porque les esperaba un viaje mucho más largo de vuelta a casa. De vuelta en Madrid centro, nos despedimos también entre nosotros y abrazamos a nuestros padres. Ha sido un campamento muy divertido en el que todos hemos hecho grandes amistades y nos hemos acercado más a Dios. El año que viene… ¡toca repetir!