Con ocasión del Día del Seminario, que la Iglesia celebra en torno a San José, celebramos la fiesta del Colegio. Este año contamos con la presencia de D. Santos Montoya, obispo auxiliar de Madrid , durante muchos años formador y director de nuestro Colegio. En esta solemnidad de San José, nos presidió la Eucaristía a toda la comunidad educativa y compartió una charla en la que salieron preguntas y curiosidades sobre la vocación que inquietaban a profesores y alumnos.
En la homilía nos recordó que debíamos preguntarnos cada uno personalmente lo que el Señor quiere de nosotros y contar también entre las posibilidades con la vocación al sacerdocio. Nos advirtió de la tentación que suponía pensar que la vocación sacerdotal era sólo “para el de al lado” y no preguntarnos sobre la llamada que Dios nos hace. Escuchar este mensaje a nuestro obispo nos reforzó en lo que los sacerdotes de nuestro colegio nos intentan transmitir diariamente en la formación cristiana y humana de la Siembra.
Tras la Eucaristía, nos reunimos todos en el Aula Magna para compartir una charla con D. Santos. En primer lugar, recordó sus años como director del Menor y los definió como “años de luz” para su vida y de “aprendizaje constante”. En segundo lugar, quiso responder a la inquietud de los alumnos por su vocación; afirmó haber empezado a sospechar de lo que Dios quería para él cuando tenía catorce años e indicó la necesidad de los seminarios menores para acompañar estas llamadas. También le preguntamos por su ordenación como obispo y nos contestó que él lo que quería ser era sacerdote pero, como siempre ha estado abierto a lo que el Señor quería, aceptó la invitación del Papa de ser obispo.
Por último, una profesora pidió a don Santos un mensaje para los tiempos difíciles en los que la Iglesia vive actualmente; con toda transparencia, comentó que todo esfuerzo es pequeño para aliviar el dolor de las víctimas; además, afirmó que el mejor mensaje que se puede transmitir en estos momentos es el amor de Dios hacia todos nosotros, como quiere hacer la Iglesia en cada momento. Nos invitó, a profesores y alumnos, a poner toda nuestra confianza en Dios por dura que sea la situación en la que vivamos.
(Alberto, 1º Bachillerato)